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¿Qué tipos de datos se recopilan en la agricultura de precisión?

La recolección de datos es el primer paso de la agricultura de precisión y atraviesa todas las fases del cultivo, desde la preparación del suelo hasta la cosecha.

 

¿Qué tipos de datos se recopilan en la agricultura de precisión?

A diferencia de la agricultura tradicional, basada principalmente en observaciones empíricas de agrónomos y productores y en promedios de los cultivos, la agricultura de precisión busca datos cuantitativos y detallados para respaldar las observaciones empíricas y, además, revelar información que queda oculta incluso para los agricultores más experimentados.

Así, en la agricultura de precisión se recopilan diferentes tipos de datos en cada fase de la producción agrícola: la preparación del suelo, la siembra, el desarrollo del cultivo, el manejo de insumos y la cosecha. 

Como tratamos en el artículo ¿Cuáles son las etapas de la agricultura de precisión?, las fases de la labranza no tienen correlación directa con las etapas de la agricultura de precisión, pudiendo cada una ser desarrollada en diferentes fases de la plantación.

Es lo que ocurre en la primera etapa de la agricultura de precisión: la recolección de datos. 

Los datos de las labranzas son recopilados con sensores, análisis de laboratorio, imágenes de satélite, drones, sistemas de GPS y otras tecnologías. Además, pueden integrarse en softwares de análisis de datos para ayudar a los agrónomos y agricultores a tomar decisiones más acertadas sobre el manejo y mejorar la productividad y rentabilidad de la producción.

Pero entonces, ¿cuáles son esos datos recolectados en la agricultura de precisión? Es lo que veremos ahora:

Datos recolectados en la fase de preparación del suelo
Datos recolectados en la fase de siembra
Datos recolectados durante el desarrollo de los cultivos y en el manejo de insumos

Datos recolectados en la fase de cosecha

¡Buena lectura!

Datos recolectados en la fase de preparación del suelo

En el período previo a la siembra, al preparar el suelo para recibir las semillas, el productor debe recopilar información sobre su mayor patrimonio. En esta fase, el agrónomo coordina la ida al campo para recolectar muestras que serán enviadas a laboratorios especializados, con el fin de entender las variaciones de las características químicas de cada área de la finca.

Es importante que las muestras estén georreferenciadas, es decir, que se ubiquen por GPS, para luego generar un mapa de fertilidad del suelo. Esta información es un dato fundamental en la agricultura de precisión, ya que proporciona al productor la ubicación exacta de las áreas más y menos fértiles.

El mapa de conductividad eléctrica del suelo es otro posible dato a recopilar en la fase previa a la siembra. Es una técnica relativamente nueva, que investiga la variabilidad de los suelos agrícolas y ha ganado relevancia en la agricultura de precisión en los últimos años. Este mapeo puede realizarse incluso antes del muestreo, para dirigirlo.

Además de conocer la variabilidad química del suelo a través de los muestreos, en esta fase de preparación del suelo también es importante recopilar datos sobre las propiedades físicas del suelo, responsables del buen enraizamiento y, consecuentemente, de la buena nutrición de las plantas.

Por ello, en esta fase es importante diagnosticar áreas con suelo compactado, así como la profundidad, el grado de compactación, y, por supuesto, la ubicación georreferenciada para realizar el manejo correcto para la descompactación antes de la siembra.

Todos estos datos recopilados en la fase de preparación del suelo sirven al agrónomo y al productor para preparar la siguiente etapa, la siembra. Así, hay la posibilidad de crear zonas de manejo, usar poblaciones variables de semillas y aplicar insumos en tasa variable de acuerdo con la fertilidad de cada zona.

Datos recolectados en la fase de siembra

Al igual que un suelo bien preparado, una siembra correcta también es crucial para garantizar la productividad de la labranza en el futuro. 

Así, algunos datos importantes deben ser recolectados y monitoreados en esta fase, como la uniformidad de la distribución de semillas, medida mediante imágenes aéreas o terrestres, utilizando drones, satélites o vehículos equipados con sensores.

Al igual que las líneas de siembra, otro dato importante de esta fase es la profundidad de la siembra, que puede medirse mediante sensores instalados en el sembrador o a través de imágenes térmicas del campo.

Tanto los datos de líneas de siembra como los de profundidad permiten la creación de mapas que pueden utilizarse para evaluar la uniformidad de la siembra y ajustar la regulación del sembrador y la dosis de semillas.

El agrónomo también puede medir la tasa de siembra mediante sensores instalados en el sembrador o a través de imágenes aéreas o terrestres, permitiendo la creación de mapas de tasa de semillas para ajustar la dosis y optimizar el uso de insumos agrícolas.

En la siembra, los sensores son importantes para recopilar datos, pero principalmente para emitir alertas durante la operación sobre cuándo es necesario detenerse, corregir y seguir adelante. Tener solo el dato de que "se sembró incorrectamente" sirve de poco.

Datos recolectados durante el desarrollo de los cultivos y en el manejo de insumos

En la siguiente fase del cultivo, el seguimiento de la agricultura de precisión se lleva a cabo mediante la recopilación de datos sobre el desarrollo de las plantas para que, si es necesario, se pueda realizar el manejo adecuado a tiempo de evitar pérdidas.

En esta etapa, se pueden recopilar informaciones como el NDVI y el contenido de clorofila de las hojas para evaluar la condición nutricional del cultivo en tiempo real y, así, diagnosticar posibles problemas y ajustar la fertilización con rapidez.

Los datos relativos a la salud de las plantas son fundamentales para que el agrónomo proponga el ajuste de la dosis de fertilización, realizando la aplicación georreferenciada en la cantidad correcta para la necesidad de cada planta.

Además de la nutrición, la presencia o ausencia de agua es otro factor importante a monitorear. Por lo tanto, es fundamental recolectar periódicamente datos sobre la humedad del suelo durante el desarrollo de las plantas. Así, es posible tomar decisiones basadas en datos para evitar el punto de marchitez permanente y determinar la lámina de agua ideal para alcanzar la capacidad de campo, evitando desperdicios.

En esta fase también es posible monitorear la existencia de áreas con suelo compactado para realizar el manejo adecuado a tiempo y minimizar posibles pérdidas de productividad.

Todavía durante el desarrollo de las plantas, el agrónomo y el productor tienen mejores condiciones de proponer manejos asertivos basados en datos. Al mismo tiempo, pueden utilizar la propia aplicación de insumos para recopilar aún más datos, como la proyección de la productividad para cada zona de manejo, por ejemplo.

Durante la irrigación, también se pueden monitorear en tiempo real datos sobre el logro de la lámina de agua ideal para la cultura, lo que permite realizar ajustes finos para evitar el desperdicio de agua.

De igual manera, pueden indicarse ajustes en la aplicación de insumos de manera georreferenciada en regiones donde se identifiquen deficiencias de fertilidad.

Datos obtenidos en la fase de cosecha

Más adelante, durante la preparación para la cosecha, los datos de humedad serán fundamentales para evitar la entrada de maquinaria pesada cuándo el suelo está muy húmedo, lo que fatalmente lo compactaría. Incluso con dificultades operativas, tener los datos durante la operación de cosecha permite dirigirla.

Luego, durante la fase de cosecha en sí, las cosechadoras modernas ya recopilan datos instantáneos sobre la productividad de prácticamente cada metro cuadrado de la labranza.

Sin embargo, incluso con eficiencia en el proceso de cosecha - en el que se deben respetar el tiempo y las condiciones climáticas -, es fundamental concientizar a los operadores agrícolas sobre la importancia de no descuidar la generación del mapa de cosecha, esencial para todo el ciclo de la agricultura de precisión.

Para ello, es necesario capacitar a los operadores de las cosechadoras para calibrar los sensores de rendimiento y concientizarlos de que recolectar datos es tan importante como cosechar los granos.

Al final, el mapa de cosecha servirá para que el agricultor entienda cuáles son las áreas más y menos productivas y cruce esta información con otros mapas - como los de fertilidad del suelo, compactación y conductividad eléctrica - con el fin de comprender su potencial productivo y sus posibilidades de rentabilidad.

Por lo tanto, el mapa de cosecha es el dato más importante que el agricultor puede obtener al momento de la cosecha.

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